martes, 7 de agosto de 2007

Relatarium. Cap.10

La Paradoja


- ¡Zac! ¿Por qué estas fuera de control?

- No deja de ser extraño Peter… ¿No notas la presión sobre tu pecho?

- Quizás… Demasiado relativo y subjetivo… Aun así… No deberías estar así, no lo merece.

- Eso tú no lo sabes, no tienes ni la menor idea de lo que merece o no merece. Y en ese caso, yo lo tengo que decidir.

- Sabes que no es así Zac, eres plenamente consciente de que tu imaginación te esta ensangrentando el alma.

- Aun así. No tiene nada que ver contigo, no se ni siquiera para que te mencione la presión.

- La presión es otra parábola de tus sentidos, otra jeringa cargada de confusión que no te deja despertar.

- Imaginé despertar.

- ¿Y?

- Despertar no es lo que busco, y eso tú también lo sabes.

- Lo se. Lo que tú buscas es estar fuera de control.

- Si, aunque admitirlo me duele.

- No temas, admitirlo en voz alta da mas libertad.

- ¿Libertad para que? ¿Para ser más vulnerable?

- Para ser más consciente de quien eres.

- Eso no lo dudo, pero lo que yo busco es estar fuera de control, no ser consciente de quien soy.

- Tu paradoja te pesa demasiado.

- Sin embargo, cada vez que pienso en ella soy feliz.

- ¿En la paradoja?

- No, en ella.

- Ya veo… ¿Te desvirtúa?

- Ya lo creo, y además, también soy consciente de ello.

- Eso te convierte en alguien libre.

- Y a la vez en un traidor.

-

- Ella es mi droga, mi droga es la libertad, y la libertad me hace vulnerable.

- ¿Y la paradoja?

- La paradoja lo es todo

- No lo admitas, solo piénsalo.

- ¿Por qué?

- Porque la paradoja no ha de ser libre.

- Yo tampoco…

- Zac… No te supliques estar condenado.

- Ese es mi destino.

- Tu destino es imaginar que despiertas, sin despertar. Descubrir que la paradoja existe, pero no dejar que te absorba. Sentirte libre, pero siempre estar fuera de control.

- Solo ella me deja estar fuera de control Peter…

- Pues ella es tu salida.

- Tienes razón.

- No la dejes escapar.

miércoles, 6 de junio de 2007

Relatarium. Cap.09

Los Imperdonados



Imagínate odiar a alguien de esta manera, no parece posible almacenar tanto rencor y no sucumbir ante la debilidad humana.

Maldita sea aquella luna llena que nos iluminaba…


¡No! ¡No tiene sentido! Todo es sangre… No hay colores, no hay vida… Todo se muestra púrpura, los bastoncillos están derramados en el suelo, y nadie me responde… Las sirenas me taladran los oídos, y el murmullo incesante de la multitud me deja inerte.

El reloj empezó a ir hacia atrás, mi memoria no quería darse por vencida, y no me revelaba los detalles del suceso. Aquel sonido de motocicleta… ¡No! ¡Otra vez no! Ese malestar que me sube por la cadera… Necesito volver a nacer de nuevo, necesito descubrir el porque de lo que hago, y sobre todo, porque lo hago.

Incremento mi velocidad y me convierto en un monstruo del movimiento.

Ahora todo esta mejor… Ya no percibo ese color púrpura, ahora simplemente es rojo, como debe de ser la sangre…

Otro fogonazo de realidad me aturde de nuevo, otra vez ese odio descontrolado me sube por las arterias hasta llegar al corazón. Y aquella luna maldita sigue ahí arriba, escapando de las desilusiones pero viendo como me caigo.

Por el amor de Dios… Esto no tiene ningún sentido, esa gente no me encuentra, y no pude haberlo hecho de una manera más simple.

Un momento… ¿Qué es lo que hice de manera tan simple…? Por favor, no me hagas más esto, dime de donde sale toda esta maraña de recuerdos…

¡No! ¡No lo vuelvas a hacer! No puedes controlarlo todo como si fueras el amo de la casa… Yo estoy al mando, no es necesario tu mandato.

Bastante tiempo atrás yo era normal, una persona, un peatón más de la vida. Ahora esto se me esta escapando de las manos.

Y otra vez vuelve el odio y la luna.

Ahora lo empiezo a ver. Tú lo hiciste. Tú pusiste aquel cuchillo en mi mano y lo hundiste sobre su pecho.

Oh Dios Mío… ¡Creí que éramos amigos! Esto siempre fue un trabajo compartido, en ningún momento te di la espalda, siempre estuve contigo.

¿Por qué no me lo consultaste antes de hacerlo? Maldita sea, ahora ya no hay marcha atrás… Necesito volver a sucumbir ante mi debilidad, adelante, alcánzame esa bolsa de emociones.

De nuevo, me sumerjo en un lugar desierto lleno de espejos.

Ahora estamos en paz, o al menos eso espero. Pero maldita sea… Debiste haber esperado, no merecía morir así. Por lo menos nunca sabrán que hemos sido nosotros, nunca nos encerrarán.

La luna… Sigue ahí arriba… ¿La ves? Es tan bella… ¿Cómo pudiste querer acabar con todo? Sigue mirándola, todo se terminó, esta misma noche marcharas con todos tus recuerdos y pasiones. Y podremos seguir caminando sin compartir lo que nos separa.

Por fin me voy a casa, ya no hay nada que temer, mi conciencia esta limpia. La luna esta orgullosa de mi, y se que nunca me dejara caer. Fue el quien lo hizo, yo intente impedírselo, pero era imposible, el me manejaba, el controlaba mis impulsos.

Pero ya se ha ido, y nunca volverá.

sábado, 2 de junio de 2007

Relatarium. Cap.08

El Tiempo

En algún momento de 1999:

Mi calendario se cayó al suelo, convertido en lo que yo siempre evite ser: Un suspiro. El tiempo había roto mis anillos, y se había llevado consigo el amanecer que un día fue solo nuestro. Tan solo el brillo de una lapida me acompañaba en mi viaje por el océano.

Me agarre de su brazo y me fui cabizbaja con el luto en las venas.

4 de mayo de 1992:

Desgraciadamente las nubes habían convertido el cielo en un telón opaco. Tan solo quedaba lo que no podíamos ver, el aura mística que nos envolvía sin nosotros apreciarlo.

Nuestros ojos siempre tan bien vendados…

18 de septiembre de 1984:

La luna seguía siendo nuestra, daba igual que ocurriese al otro lado del mundo. Al menos no nos importaba. Seguíamos derritiendo nuestros cubos de hielo en el fuego del deseo, deseando perpetuar en los siglos aquella incandescencia que nos unía en el momento.

La vida se nos antojaba una cuenta atrás.

26 de marzo de 1978:

La fuerza del viento me arrastro por las hojas de la tormenta. Sin saber a donde mirar, me encontré en un altar, drogada de desengaño y herida de muerte.

Era el principio del fin, y él seguía sin saberlo.

Esperas ante las puertas del infierno nos aguardaban, momentos de incertidumbre sin sentido para nada más.

31 de enero de 1966:

Diario de a bordo. Comienza una nueva etapa, un solitario viaje ha terminado. Me aferre a sus brazos y llore sin saber porque. Se que encontré el eslabón perdido de mi corazón, pero algo me dice que nunca seré capaz de caminar por la verdad.

miércoles, 23 de mayo de 2007

Relatarium. Cap.07

La Noche

Entonces percibí la noche en todo su esplendor, las estrellas brillaban sobre mis ideales, a la vez que mi mente se ausentaba de los momentos más lucidos que pudiera alcanzar en ese estado de embriaguez emocional.

Miraba hacia un lugar sin nombre, oculto en la trayectoria de los suspiros que Eolo derramaba sobre el. Era un lugar intenso, sin escrúpulos, donde la gente gritaba a través de la niebla y se hundía en palabras sin timbre.

La terrible cadencia de los disparos asolaba la tierra, y las gotas de lluvia brillaban en color rojo sobre la montaña de cuerpos sin vida.

Entre tanto, mi mirada, cada vez más átona, seguía caminando por los relámpagos de aquella tormenta eléctrica, buscando una razón por la cual seguir con vida tuviera el más mínimo sentido. Nada encajaba en mi puzzle, y las manos que temblaban al final de mis brazos no eran capaces de mantener la compostura.

Había océanos de sangre allí, miles de gotas de muerte salpicadas por las caras que yacían inertes sobre la ladera.

No tenia otra elección, solamente podía esperar a que algo sucediera, algo que diera tono a la canción o la apagara para siempre.

Los minutos pasaban, y nada ocurría. Solamente mis bolsillos se llenaban de las cenizas que mi cuerpo iba deshaciendo en el viento. Sin miedo a perderlo todo.

Inexplicablemente, la canción comenzó, y de entre la montaña de desolación se irguió una figura de mujer acompañada de un olor a naturaleza que desde el comienzo de la barbarie no había llegado.

Mientras corría hacia ella deseando que no fuera una traición de mis sentidos, todo sucedió con la celeridad de uno de aquellos rayos.

Un proyectil cargado de odio me atravesó el pecho, y note el calido tacto de la sangre emanando por mi torso, cada vez mas frío. Mi mirada empezó a guiarse por cuenta propia, y mis manos se alargaban hacia delante buscando aquella figura.


Una vez más, la traición fue evidente, y me di cuenta de que alguien sabía que la mejor elección era morir con el corazón erguido y el alma pintada de color blanco.

Supe apreciar el gesto, y me desvanecí sobre la tierra con una sonrisa impresa en los labios.


Ahora ya se porque la muerte no avisa antes de darte la mano, y sobre todo, ya se de donde viene esa luz blanca que nunca nadie entendió.

jueves, 10 de mayo de 2007

Relatarium. Cap.06

Prólogo - Tempestad


Me encontraba perdido en medio del bosque, no encontraba nada más a mi paso que una incesante oscuridad que me absorbía. Los troncos de los árboles dibujaban ante mí una silueta grotesca que se me antojaba diabólica. Corría sin saber de que escapaba cuando una corriente helada me congelo desde las piernas hasta el alma. Caí rendido en la oscuridad que me asolaba esperando que ocurriese algo, aguantando la respiración sopesando la vida que me podía quedar. Nada ocurrió…

viernes, 4 de mayo de 2007

Mar de Luz

¿Quizás?

Quizás el sol deje de alumbrar,
Pero el olor de este invierno,
Será la tranquilidad del mar.


Quizás la distancia nuble tu fe,
Pero observar nuestra luna,
Te acunara en su querer.


Quizás entre sabanas ahogues tu llanto,
Pero la voz de este silencio,
Al oído susurrara un canto.

Quizás las nubes derramen lágrimas,
Tal vez mirarás y veras en el cielo
El rostro de vida que ansias tocar.


¿Qué luz fallece en tu anhelo?
Un miedo que no te besa,
Un temor que va en el viento.


¿Qué siente tu triste alma?
Siente lejos este coraje,
Y llora por ver la luz de la calma.

¿Qué anillo sacia tu sed?
La alianza del amor eterno,
Un beso suave que besa tu tez…

martes, 24 de abril de 2007

Mar de Luz

Entre las Sombras


Entre las sombras te siento llorar
Y el papel en blanco sangra dolor,
Brilla al fondo una luz dorada,
Quien sabe si espera que la llegues a encontrar.


Somos lo que antaño quisimos ser,
Mejor de lo que ansiamos, o peor, no lo se,
El viento quiebra sombra con destellos,
Y nosotros la recogemos,
como antaño hubiéramos querido hacer…


La fría época de lamentos quedo atrás,
Como tantas otras cosas que no volverán,
¿Sabes si algo echamos de menos?

Siendo tú y yo, siendo tal vez mortales,
Te grito en la penumbra que no quiero llorar,
Alargo mi mano, y solo toco soledad…
¿Quién soy yo para condenarte? ¿Quién eres tú?
En el viento vaga la tristeza por respuesta,
Y grita con dolor, que la condena no es tan funesta…


Tanto tu, como a lo mejor yo, lo sabemos,
Queremos tornar el beso en calor,
Que el mar llore y el cielo se ilumine,
¿La distancia es grande? Cada vez menos…


¿Ves eso que raudo se acerca?
Es el sonido de la brisa, del mar,
Nos esta tendiendo su mano, llorando,
Y en nosotros esta el calor por respuesta…

jueves, 5 de abril de 2007

Relatarium. Cap.05

Lágrimas Doradas


La nieve azota el ventanal acompañada de su inseparable amigo el viento, las bisagras se quejan en alaridos de óxido, mientras las nubes observan el vacío ambiguo de mi oscura mirada perdida en la inmensidad de la nada.

Nada, siempre observando la nada…

Acordes mágicos resuenan en laúdes de 13 cuerdas, y unas manos cansadas por el maltrato de una vida sarcástica se lamentan de no haber podido acariciar el pelo de la venganza.

Pasan las horas, el cristal se empaña jugando con mi cálido estertor de muerte. El corazón sigue en su repique intenso de medianoche, mientras esa droga que me deja caótico ante las palabras consume hasta el último sorbo de mis doloridas lágrimas.

Escucho raciones de eco en lugares llenos de mecheros, y entre esas llamaradas me excuso de no haber aprendido a despegar sin que me empujen.

Torrentes de águilas ocultas tras mi índice, el cielo se muestra omnipotente ante mi humilde maleficio, tras la silueta de mis temores solo me queda el placer del más oscuro de mis gritos.

Me temo que esa manera de parpadear me esta dejando en silla de ruedas, levantando una vez tras otra ese saco roto lleno de ilusiones.

No me pregunto el porqué de mis alucinaciones, sino que me respondo sin preguntarlo.

Esa manera inconsciente de dibujar en láminas de suspiro, de acariciar pechos de tiniebla.

Las agujas del reloj siguen derrapando ante mi ya acostumbrada mirada, y la única desventaja es no poder meter mi sombra entre las sábanas para hacer que vayan más despacio a través de mis queridos viajes al sopor de la luna.

Este viento empieza a oler a desengaño. Camino por un arco iris monocromo respondiéndole al cielo que estoy lo suficientemente cansado como para descansar un poco.

Un poco. Para siempre.

Me despierto en un charco de hemoglobina con las pupilas dilatadas, el viento huele demasiado a limón.

Voy en cuclillas a la zona VIP de mi olimpo y me acerco al pasillo de los sueños, con la sonrisa impresa en el rostro y una cuchilla atada a mis dedos.

Me precipito al vacío entre lamentos y cocaína. Nadie lo entiende, pero no puedo dejar de reírme.

Finalmente mis manos se cierran en señal de victoria, y las miradas se posan sobre mis uñas pintadas de disconformidad.

Cerré entonces los labios, y la llama de mis ojos se extinguió lentamente mientras recordaba canciones alumbradas por enormes pianos de cola.

Si, soy yo. Un paisaje de invierno. Una línea de un horizonte. Un reloj sin cuerda. El péndulo que marca el miedo.

martes, 27 de marzo de 2007

Relatarium. Cap.04

El Fin

Las voces decían que el Apocalipsis pronto llegaría. No quedaría nada ni nadie para poder sonreír con esa fuerza que antaño se nos mostró.

Los pensamientos me decían que me despidiera de todo el mundo, lo poco que llegué a conocer.

Lo poco que llegué a querer.

Mientras tanto, las voces me apremiaban, el fin estaba cerca, y los jóvenes se mostraban alegres como de costumbre, con su habitual inocencia y su peculiar manera de ver la vida. Las ancianas acudían a sus misas mientras sus maridos jugaban al dominó.

Me empezaba a desesperar, pero pese a todo no flaqueaba en mi misión, era necesario por el bien de ella.

El sudor recorría mi frente mientras me levantaba de aquel húmedo y tortuoso sendero.

Me sorprendí a mi mismo al encontrar mis dedos cerrados con firmeza alrededor de ese anillo, el que tiempo atrás había comprado para ella y daba por perdido.

Todo había sucedido demasiado deprisa, y los recuerdos se amontonaban de manera anárquica sobre mi dolorida memoria.

Di unos pasos temiendo que me fallaran las piernas, buscando su mano.

Caí rendido a los pies de aquel sauce donde le había jurado que nunca la dejaría, y las voces volvieron en todo su esplendor, anunciándome esta vez que la contrarreloj estaba llegando a su fin y, por supuesto, la batalla perdida.

No me quise resignar y grité con todas mis fuerzas.

Entonces sucedió…

Ella estaba allí ante mí, y sin pensarlo dos veces puse el anillo en su anular al tiempo que presionaba mis labios contra los suyos.

Había cumplido mi misión y, una vez más, supe que las voces se habían equivocado.

El mundo se volvió ámbar, y todo se comenzó a desvanecer como ceniza en tormenta.

Mientras tanto, yo me sentía superior, con su pelo atrapado entre mis dedos y su rostro hundido en mi pecho.

Las voces una vez más me hablaron, pero ya no las escuché, sabia que no seria cierto. La batalla no estaba perdida como me habían dicho. Solo el mundo estaba perdido.

Entonces todo se silenció, y el mundo volvió a ser firme y visible. Las voces nunca más volvieron, y yo jamás tuve que volver a llorar con la mirada perdida.

La batalla estaba ganada.

viernes, 23 de marzo de 2007

Maksim Mrvica

Prosigo con mi seleccion de genios de la musica contemporanea. Ahora me traigo conmigo al mejor pianista de etapa contemporanea. Se trata de Maksim Marvica, un croata al que Chopin iluminó desde niño.
Al margen de ser el pianista por excelencia de nuestros dias, tambien es un artista pop, que adapta clasicos como la Danza del Abejorro de Korsakov a este estilo.
Dejo unos videoclips de sus adaptaciones y algunos directos de musica clasica.

Flight of the Bumble Bee (Directo)



Hungarian Rhapsody No.2 (Directo)



Flight of the Bumble Bee (Videoclip)



Nostradamus (Videoclip)



Exodus (Videoclip)


Andy McKee

He aqui un autentico genio de la guitarra. No para ser un artista de las 6 cuerdas es necesario ser un Yngwee Malmsteen ni un Paco de Lucia, basta con tener clase y un feeling importante para ser una eminencia. Andy McKee utiliza un tecnica muy depurada que complementa con una manera innovadora de tocar y un sonido perfecto.

Sin duda es uno de los mejores guitarristas con los que me he topado en los ultimos tiempos. Dejo unos videos:

Drifting



Rylynn



Into the Ocean

jueves, 22 de marzo de 2007

La Voz Omitida 3º...

Existencia


La existencia va desapareciendo a cada paso que damos por las calles, mirando un sol que tememos que se apague antes que alcemos la vista. La razón no es otra cosa que la ignorancia que riega cada una de las aceras, cada una de las caras. Desconocen el significado de lo que buscan, porque apenas saben que lo están buscando. Niegan ser el producto de algo, alegando ser seguidores de otra rama, desgraciadamente también producto, y desconocida totalmente para quien la promueve. La televisión adormece cada una de las ideas que la humanidad podría tener, mientras los libros lloran en sus estanterías.

Es por eso que propongo un cambio, un cambio que haga inciso en la capacidad individual de cada persona. El mundo se rige por la ley del mas fuerte, pero es una ley errónea, no desde el punto de vista conceptual si no desde el punto de vista etimológico. No reina el más fuerte, sino el más poderoso. El más fuerte podría derrotar al poderoso, pero no tiene los medios ni las ganas. Mientras tanto, la religión acobarda cada vez a más entes, haciéndoles saber que su vida no tiene valor más allá de esas creencias. Debemos acabar con la religión, hacer nuestra propia religión, una que no tenga dogmas establecidos ni doctrinas que seguir como borregos, una que se base en la humanidad de lo posible y no en lo irracional de lo imposible. "La única diferencia entre Dios y yo es que yo existo", así de claro lo dijo Nietzsche, y así de simple lo parafraseo yo. ¿Acaso nos hace mejores idolatrar a un Dios que no hace nada mas por nosotros que llevarse a nuestros seres queridos, provocar desgracias en el planeta, permitir que gobiernen los necios y dejar que destrocen nuestro mundo?... Necesitamos que llegue la etapa del cambio, la etapa del despertar, en la que nuestros ojos lloren tanta sangre que no tengamos pañuelos para enjugarla. El dolor solo se libera si dejamos que salga. Es cruel, salvaje y desagradable, pero solo ese dolor nos puede hacer participes de lo que somos. Nos conocemos por nuestras inquietudes, no por nuestras metas. La inquietud lleva a la meta, no al revés. Si logramos mirar al dolor a la cara sin tenerle miedo, entonces podremos invitarle a que abandone nuestro ser, para dar paso a una nueva etapa sin cerraduras.

Relatarium. Cap.03

Vapor

Sonó el reloj de pared, y como respuesta el mundo se me antojó breve, rápido… Te busqué con la mirada, y solamente el miedo me la devolvió, aguantándomela con suma determinación. Yo caminaba por aquella habitación sin ventanas, y tú estabas al otro lado de esa barrera de la que siempre me habías hablado, la barrera que me había quitado el sueño. La luz se reflejó entonces en la pared, y mi sombra se dibujó contra el muro blanco que observaba. Vi un hombre cansado, una silueta con bastón. Me imaginé una catedral, llena de vidrieras, tan alta, tan cercana… Tú estabas arriba, y no me mirabas esta vez, le mirabas a él, no me había percatado, y otra vez él estaba allí, dejándome de actor secundario, obligándome a respirar aire viciado.

Suspiré, y salió vapor de mi boca, un vapor que se mezclo con el frío de la fortificación.

Volví al habitáculo, nada era como antes, el bastón había desaparecido.

Lloré de impotencia, y tu mano me rozó la cara. Te aparté bruscamente, y te pedí que nunca volvieras. Mi mirada se tornó violenta, y en la sombra encontré entonces mi espada, pendiendo de mi mano, goteando una sangre negra que emanaba de mi abdomen.

Caí, sin quererme agarrar a tu ropa. Eras tu quien lloraba esta vez, y yo me moría sin apenas decirlo en voz alta. Te amaba. Pero no quería que lo escucharas, le mirabas a él con esos ojos que había aprendido a interpretar.

Perdí el aliento, y la poca vida que quedaba allí se volvió de color blanco.

Aparecí en un lugar desde donde te podía seguir observando, y me encontré con él. Me abrazó y yo le apreté contra mí.

Tú llorabas, y nos mirabas a los dos, la catedral era esta vez corpórea, y mi vapor se introdujo en ti.

Quisiste morir, pero no te dejamos, te retuvimos allí.

Te quedaba mucho por vivir…

Relatarium. Cap.02

Desconocido

El sol corría sobre el horizonte, e iluminaba parajes oscuros, parajes que no eran producto de la imaginación sino de la soberbia. Yo miraba hacia el cielo, y luchaba por acordarme de los números para poder hacer un recuento de los sentimientos que me venían al cuerpo mientras observaba las estrellas.

El sol seguía corriendo, cada vez más veloz, apenas se vislumbraba su oscura silueta, el contraste de sus rayos contra el cielo azul no era nada más que un juego.

Las estrellas parecían brillar más, yo me preguntaba porque veía esa inmensidad, si a mis pies estaba el mundo entero, un mundo cargado de vida, aislado de muerte, confiado en la mayor de las alegrías. Yo seguía mirando, y nada importaba, solo me llenaba la vista algo inalcanzable, las constelaciones se sucedían ante mis ojos como gotas de lluvia, incontables, palpables…

El astro mayor se cansaba de andar, iluminado esta vez por un cielo opaco que se cansaba de reinar sin la presencia de su fuente. El sol estaba terriblemente cansado, le faltaba fuerza para poder cantar, para poder seguir volando sobre nosotros…

La hierba estaba húmeda, empezaba a hacer frió, y el rocío acariciaba mi cara creando una película invisible. Dos lágrimas bajaron sin decisión por mi cara, y sentí el estremecimiento por cada centímetro de piel que iban pisando. Creí que me quemaban, soñaba con dolor, y me inmolaba con pena. Desconocía el motivo de esas lágrimas, solo sabía que dolían demasiado, y quería seguir llorando…

El sol se detuvo, y el mundo se detuvo unos instantes, la naturaleza escupió sangre sobre nuestros sentimientos, y por un momento creí ver manchas rojas en mi alma.

La luna decidió dar paso a un nuevo rumbo plateado, un rumbo en el que me sentía incluido, sin saber todavía por que…

Las lágrimas comenzaban a hacerse demasiado espesas, y me hundían el rostro contra la fría hierba.

La música se apago, los pájaros dejaron de cantar, y mi alma dejo de volar.

Me levanté lentamente del suelo, las lágrimas ya no resbalaban, y yo estaba muy cansado. Mire hacia las estrellas, y vi como a través de ellas el sol se hundía.

Sin más razones aparentes, volví a caer en el suelo, esta vez caliente y arropador. Navegue por un río, baje una cascada y volé por un cielo.

Encontré un rostro al final, lo acaricie y todo se acabo.

La Voz Omitida 2º...

Miedo


El Miedo… El miedo nos convierte en esclavos de la naturaleza, sin duda porque es algo que nos invita a mirar con los ojos entrecerrados a lo simple. Sucumbimos entonces a lo que necesitamos, una ración de miedo a la muerte, otra de miedo a la oscuridad… Este proceso sin embargo es algo banal, pues no se refiere a otra cosa que a nuestros temores, nuestras fobias más interiores. Todo viene asociado a un trauma por leve que sea del pasado, una imagen, una palabra. El ser humano debería controlar sus instintos, hacerlos suyos, no convertirlos en rasgos de la especie. Somos los ojos de la protesta, sin embargo no tenemos valor para llevarla a cabo. El miedo nos aprieta el pecho contra el corazón y nos encoge el alma hasta dejarla vegetal. La muerte es algo pasajero, algo que tenemos que pasar, unos tambores que nos hacen daño a los oídos. No necesitamos otra cosa que adherirnos al miedo para eximirnos de cosas que queremos hacer, necesidades que no nos gustan porque representan algo que no queremos. Nos da miedo tener cierta imagen, tener cierta expresión en el rostro, ser únicos.

Si pudiéramos mirarnos al espejo con los ojos de un niño, podríamos vencer ese temor, porque de una vez seriamos conscientes de lo que queremos, y no de lo que tememos.

La satisfacción de no ahogarse en el mar, de no caer en un abismo, de lograr el propósito de la existencia. Algo sin duda que no tiene precio, y si lo tiene, se lo pondremos nosotros con nuestra mejor pluma. Soñar no es de cobardes, es de reprimidos, y los reprimidos tienen miedo a decir en voz alto lo que se callan, por eso sueñan. Y todo eso es fruto del miedo, ese que nos negamos a admitir en voz alta porque creemos que nadie más lo siente. Mirad los ojos de la gente, todos lo tienen dentro, y todos creen lo mismo.

Ahora es la hora de callarme, y de mantener estos labios cerrados. El temor a no ser escuchado me esta entrando en el cuerpo, ¿Por qué? Porque no estoy seguro de lo que estoy diciendo, y no creerán que estoy escribiendo lo que escribo por existencialismo, si no por travesura. Adelante, fuera el antifaz.

La Voz Omitida 1º...

Egoísmo


¿De que sirve hacer lo que se espera de ti? La razon de la existencia va mas alla de las grandes expectativas, no es necesario dejar satisfecho a todo ser viviente para sentirte realizado como persona. Egoismo lo llaman. Analizandolo, llego a la conclusión que el egoismo es algo inherente a la naturaleza humana, por el simple hecho de que es algo necesario para nosotros. ¿Qué seria de la humanidad si pensaramos mas en los demas que en nosotros mismos? No tendríamos razón de existir, dado que la principal razón de la existencia, ya mencionada por Aristóteles en el IV a. de c. (Actividades Contemplativas), es alcanzar la felicidad, y como dijo Nietzsche muchos siglos mas adelante, el ser humano es el dueño de su vida, y el responsable de lo que se quiera alcanzar; inferimos entonces que el hecho de actuar de manera acorde al resto de personas no es sino una manera de satisfacer nuestra sensación de solidaridad, nuestra necesidad de ir en el cauce del río.

El ser humano esta concebido para sobrevivir en multitud, pero nada mas que eso, es decir, la persona puede apoyarse en otros de su condición, pero nunca relegarse en sus tareas de aprendizaje de la realidad y conocimiento. La vida es una sensación contrarreloj, se ansia realizar todo lo que se supone que deberíamos hacer. Pero no es sino una manera de sentirnos realizados de manera artificial, fruto de una realidad mal pensada. Por dentro conocemos nuestra manera de alcanzar ese bienestar, pero nos hace daño admitirla, nos hace sentir egoístas. Egoístas. Otra vez hemos llegado al mismo punto, del que habíamos partido. ¿Qué es ser egoísta? ¿Es ser egoísta luchar por la felicidad?. Maquiavelo dijo que “El fin justifica los medios”, no comparto esa afirmación, pero si la entiendo, y nada mejor para hacerlo que darse cuenta de lo que uno mismo siente. ¿Hasta donde podríamos llegar por amor?. Una persona necesita abrirse a alguien para encontrar lo que busca, necesitamos poner las piezas del puzzle sobre la mesa para encontrar la que falta. El miedo que tenemos es saber en que mesa esparcirlas, en que persona apoyarnos. Nadie nos merece confianza para hacerlo, y eso no significa que seamos egoístas, significa que somos reservados, y al igual que somos entes de multitud, también somos seres individuales. Entes que se componen de deseo y de necesidad de actualización, ergo de interacción comedida.

El egoísmo es una palabra que designa a las personas que luchan por ser felices. Y eso nos convierte en seres alienados esclavos de la verba, en vez de pensar con el corazón.

Relatarium. Cap.01

Decepción


Descorrí la cortina y me encontré ante la inmensidad, observé el vacío, y no vi más que el lúgubre paraje que día tras día me observaba impertérrito. Quise gritar, pero hasta la voz me había abandonado.

Fue entonces cuando la vi, estaba tendida entre algodones, y no pude más que sonreír mientras dos lágrimas bajaban quemando mi rostro. El cielo de repente se me antojo oscuro, lleno de cavidades insondables, pero nada era lo que yo quería que fuera.

Mientras tanto, me seguía observando, y ya no sabía si la imaginaba o era real. ¿Qué es real? Fue lo que me pregunté… Nunca iba a poder saber si era real o no lo era, nunca había sido capaz de diferenciar esos conceptos.

Una corriente abrió de repente el ventanal, y el aire golpeó mi rostro con la violencia de una tormenta, frío como el hielo, cortante como el más afilado de los cuchillos. Creí que mis lágrimas se habían congelado a medio camino, pero me sorprendieron cuando sentí el salado sabor en mi boca.

Mientras tanto, mientras los elementos incidían contra mi, ella seguía ahí, al borde del abismo, observándome, estudiando cada uno de los movimientos que yo era capaz de realizar.

Yo la miraba, y nada más fui capaz de sentir que desasosiego por no poderla tocar, pues sabía que al acercarme se desvanecería ante mis ojos, con la consistencia de un suspiro.

No pude más, y me acerqué con paso inseguro hacia ella, yo volaba a través de la noche, y el agua y viento ya no eran perceptibles. Entonces llegué junto a ella, y nada cambió, ella seguía mirándome, pero en la cercanía pude ver que sus ojos estaban derramando unas lágrimas amargas, traslúcidas… Quise enjugárselas, pero no pude.

Comprendí entonces que jamás iba a poder tenerla, y me di la vuelta resignado.

Me comencé a desvanecer, y contemplé como mi cuerpo se iba convirtiendo poco a poco en semillas del tiempo. Ella mientras tanto seguía llorando, contemplando como me convertía en polvo.

Acabé finalmente volando con el viento, convertido en su siervo una vez más.

Nunca más volví a verla, ya no era posible, ella estaba llorando, yo ya no podía hacerlo…


Desperté del sueño, y el sueño me venció de nuevo…