martes, 27 de marzo de 2007

Relatarium. Cap.04

El Fin

Las voces decían que el Apocalipsis pronto llegaría. No quedaría nada ni nadie para poder sonreír con esa fuerza que antaño se nos mostró.

Los pensamientos me decían que me despidiera de todo el mundo, lo poco que llegué a conocer.

Lo poco que llegué a querer.

Mientras tanto, las voces me apremiaban, el fin estaba cerca, y los jóvenes se mostraban alegres como de costumbre, con su habitual inocencia y su peculiar manera de ver la vida. Las ancianas acudían a sus misas mientras sus maridos jugaban al dominó.

Me empezaba a desesperar, pero pese a todo no flaqueaba en mi misión, era necesario por el bien de ella.

El sudor recorría mi frente mientras me levantaba de aquel húmedo y tortuoso sendero.

Me sorprendí a mi mismo al encontrar mis dedos cerrados con firmeza alrededor de ese anillo, el que tiempo atrás había comprado para ella y daba por perdido.

Todo había sucedido demasiado deprisa, y los recuerdos se amontonaban de manera anárquica sobre mi dolorida memoria.

Di unos pasos temiendo que me fallaran las piernas, buscando su mano.

Caí rendido a los pies de aquel sauce donde le había jurado que nunca la dejaría, y las voces volvieron en todo su esplendor, anunciándome esta vez que la contrarreloj estaba llegando a su fin y, por supuesto, la batalla perdida.

No me quise resignar y grité con todas mis fuerzas.

Entonces sucedió…

Ella estaba allí ante mí, y sin pensarlo dos veces puse el anillo en su anular al tiempo que presionaba mis labios contra los suyos.

Había cumplido mi misión y, una vez más, supe que las voces se habían equivocado.

El mundo se volvió ámbar, y todo se comenzó a desvanecer como ceniza en tormenta.

Mientras tanto, yo me sentía superior, con su pelo atrapado entre mis dedos y su rostro hundido en mi pecho.

Las voces una vez más me hablaron, pero ya no las escuché, sabia que no seria cierto. La batalla no estaba perdida como me habían dicho. Solo el mundo estaba perdido.

Entonces todo se silenció, y el mundo volvió a ser firme y visible. Las voces nunca más volvieron, y yo jamás tuve que volver a llorar con la mirada perdida.

La batalla estaba ganada.

viernes, 23 de marzo de 2007

Maksim Mrvica

Prosigo con mi seleccion de genios de la musica contemporanea. Ahora me traigo conmigo al mejor pianista de etapa contemporanea. Se trata de Maksim Marvica, un croata al que Chopin iluminó desde niño.
Al margen de ser el pianista por excelencia de nuestros dias, tambien es un artista pop, que adapta clasicos como la Danza del Abejorro de Korsakov a este estilo.
Dejo unos videoclips de sus adaptaciones y algunos directos de musica clasica.

Flight of the Bumble Bee (Directo)



Hungarian Rhapsody No.2 (Directo)



Flight of the Bumble Bee (Videoclip)



Nostradamus (Videoclip)



Exodus (Videoclip)


Andy McKee

He aqui un autentico genio de la guitarra. No para ser un artista de las 6 cuerdas es necesario ser un Yngwee Malmsteen ni un Paco de Lucia, basta con tener clase y un feeling importante para ser una eminencia. Andy McKee utiliza un tecnica muy depurada que complementa con una manera innovadora de tocar y un sonido perfecto.

Sin duda es uno de los mejores guitarristas con los que me he topado en los ultimos tiempos. Dejo unos videos:

Drifting



Rylynn



Into the Ocean

jueves, 22 de marzo de 2007

La Voz Omitida 3º...

Existencia


La existencia va desapareciendo a cada paso que damos por las calles, mirando un sol que tememos que se apague antes que alcemos la vista. La razón no es otra cosa que la ignorancia que riega cada una de las aceras, cada una de las caras. Desconocen el significado de lo que buscan, porque apenas saben que lo están buscando. Niegan ser el producto de algo, alegando ser seguidores de otra rama, desgraciadamente también producto, y desconocida totalmente para quien la promueve. La televisión adormece cada una de las ideas que la humanidad podría tener, mientras los libros lloran en sus estanterías.

Es por eso que propongo un cambio, un cambio que haga inciso en la capacidad individual de cada persona. El mundo se rige por la ley del mas fuerte, pero es una ley errónea, no desde el punto de vista conceptual si no desde el punto de vista etimológico. No reina el más fuerte, sino el más poderoso. El más fuerte podría derrotar al poderoso, pero no tiene los medios ni las ganas. Mientras tanto, la religión acobarda cada vez a más entes, haciéndoles saber que su vida no tiene valor más allá de esas creencias. Debemos acabar con la religión, hacer nuestra propia religión, una que no tenga dogmas establecidos ni doctrinas que seguir como borregos, una que se base en la humanidad de lo posible y no en lo irracional de lo imposible. "La única diferencia entre Dios y yo es que yo existo", así de claro lo dijo Nietzsche, y así de simple lo parafraseo yo. ¿Acaso nos hace mejores idolatrar a un Dios que no hace nada mas por nosotros que llevarse a nuestros seres queridos, provocar desgracias en el planeta, permitir que gobiernen los necios y dejar que destrocen nuestro mundo?... Necesitamos que llegue la etapa del cambio, la etapa del despertar, en la que nuestros ojos lloren tanta sangre que no tengamos pañuelos para enjugarla. El dolor solo se libera si dejamos que salga. Es cruel, salvaje y desagradable, pero solo ese dolor nos puede hacer participes de lo que somos. Nos conocemos por nuestras inquietudes, no por nuestras metas. La inquietud lleva a la meta, no al revés. Si logramos mirar al dolor a la cara sin tenerle miedo, entonces podremos invitarle a que abandone nuestro ser, para dar paso a una nueva etapa sin cerraduras.

Relatarium. Cap.03

Vapor

Sonó el reloj de pared, y como respuesta el mundo se me antojó breve, rápido… Te busqué con la mirada, y solamente el miedo me la devolvió, aguantándomela con suma determinación. Yo caminaba por aquella habitación sin ventanas, y tú estabas al otro lado de esa barrera de la que siempre me habías hablado, la barrera que me había quitado el sueño. La luz se reflejó entonces en la pared, y mi sombra se dibujó contra el muro blanco que observaba. Vi un hombre cansado, una silueta con bastón. Me imaginé una catedral, llena de vidrieras, tan alta, tan cercana… Tú estabas arriba, y no me mirabas esta vez, le mirabas a él, no me había percatado, y otra vez él estaba allí, dejándome de actor secundario, obligándome a respirar aire viciado.

Suspiré, y salió vapor de mi boca, un vapor que se mezclo con el frío de la fortificación.

Volví al habitáculo, nada era como antes, el bastón había desaparecido.

Lloré de impotencia, y tu mano me rozó la cara. Te aparté bruscamente, y te pedí que nunca volvieras. Mi mirada se tornó violenta, y en la sombra encontré entonces mi espada, pendiendo de mi mano, goteando una sangre negra que emanaba de mi abdomen.

Caí, sin quererme agarrar a tu ropa. Eras tu quien lloraba esta vez, y yo me moría sin apenas decirlo en voz alta. Te amaba. Pero no quería que lo escucharas, le mirabas a él con esos ojos que había aprendido a interpretar.

Perdí el aliento, y la poca vida que quedaba allí se volvió de color blanco.

Aparecí en un lugar desde donde te podía seguir observando, y me encontré con él. Me abrazó y yo le apreté contra mí.

Tú llorabas, y nos mirabas a los dos, la catedral era esta vez corpórea, y mi vapor se introdujo en ti.

Quisiste morir, pero no te dejamos, te retuvimos allí.

Te quedaba mucho por vivir…

Relatarium. Cap.02

Desconocido

El sol corría sobre el horizonte, e iluminaba parajes oscuros, parajes que no eran producto de la imaginación sino de la soberbia. Yo miraba hacia el cielo, y luchaba por acordarme de los números para poder hacer un recuento de los sentimientos que me venían al cuerpo mientras observaba las estrellas.

El sol seguía corriendo, cada vez más veloz, apenas se vislumbraba su oscura silueta, el contraste de sus rayos contra el cielo azul no era nada más que un juego.

Las estrellas parecían brillar más, yo me preguntaba porque veía esa inmensidad, si a mis pies estaba el mundo entero, un mundo cargado de vida, aislado de muerte, confiado en la mayor de las alegrías. Yo seguía mirando, y nada importaba, solo me llenaba la vista algo inalcanzable, las constelaciones se sucedían ante mis ojos como gotas de lluvia, incontables, palpables…

El astro mayor se cansaba de andar, iluminado esta vez por un cielo opaco que se cansaba de reinar sin la presencia de su fuente. El sol estaba terriblemente cansado, le faltaba fuerza para poder cantar, para poder seguir volando sobre nosotros…

La hierba estaba húmeda, empezaba a hacer frió, y el rocío acariciaba mi cara creando una película invisible. Dos lágrimas bajaron sin decisión por mi cara, y sentí el estremecimiento por cada centímetro de piel que iban pisando. Creí que me quemaban, soñaba con dolor, y me inmolaba con pena. Desconocía el motivo de esas lágrimas, solo sabía que dolían demasiado, y quería seguir llorando…

El sol se detuvo, y el mundo se detuvo unos instantes, la naturaleza escupió sangre sobre nuestros sentimientos, y por un momento creí ver manchas rojas en mi alma.

La luna decidió dar paso a un nuevo rumbo plateado, un rumbo en el que me sentía incluido, sin saber todavía por que…

Las lágrimas comenzaban a hacerse demasiado espesas, y me hundían el rostro contra la fría hierba.

La música se apago, los pájaros dejaron de cantar, y mi alma dejo de volar.

Me levanté lentamente del suelo, las lágrimas ya no resbalaban, y yo estaba muy cansado. Mire hacia las estrellas, y vi como a través de ellas el sol se hundía.

Sin más razones aparentes, volví a caer en el suelo, esta vez caliente y arropador. Navegue por un río, baje una cascada y volé por un cielo.

Encontré un rostro al final, lo acaricie y todo se acabo.

La Voz Omitida 2º...

Miedo


El Miedo… El miedo nos convierte en esclavos de la naturaleza, sin duda porque es algo que nos invita a mirar con los ojos entrecerrados a lo simple. Sucumbimos entonces a lo que necesitamos, una ración de miedo a la muerte, otra de miedo a la oscuridad… Este proceso sin embargo es algo banal, pues no se refiere a otra cosa que a nuestros temores, nuestras fobias más interiores. Todo viene asociado a un trauma por leve que sea del pasado, una imagen, una palabra. El ser humano debería controlar sus instintos, hacerlos suyos, no convertirlos en rasgos de la especie. Somos los ojos de la protesta, sin embargo no tenemos valor para llevarla a cabo. El miedo nos aprieta el pecho contra el corazón y nos encoge el alma hasta dejarla vegetal. La muerte es algo pasajero, algo que tenemos que pasar, unos tambores que nos hacen daño a los oídos. No necesitamos otra cosa que adherirnos al miedo para eximirnos de cosas que queremos hacer, necesidades que no nos gustan porque representan algo que no queremos. Nos da miedo tener cierta imagen, tener cierta expresión en el rostro, ser únicos.

Si pudiéramos mirarnos al espejo con los ojos de un niño, podríamos vencer ese temor, porque de una vez seriamos conscientes de lo que queremos, y no de lo que tememos.

La satisfacción de no ahogarse en el mar, de no caer en un abismo, de lograr el propósito de la existencia. Algo sin duda que no tiene precio, y si lo tiene, se lo pondremos nosotros con nuestra mejor pluma. Soñar no es de cobardes, es de reprimidos, y los reprimidos tienen miedo a decir en voz alto lo que se callan, por eso sueñan. Y todo eso es fruto del miedo, ese que nos negamos a admitir en voz alta porque creemos que nadie más lo siente. Mirad los ojos de la gente, todos lo tienen dentro, y todos creen lo mismo.

Ahora es la hora de callarme, y de mantener estos labios cerrados. El temor a no ser escuchado me esta entrando en el cuerpo, ¿Por qué? Porque no estoy seguro de lo que estoy diciendo, y no creerán que estoy escribiendo lo que escribo por existencialismo, si no por travesura. Adelante, fuera el antifaz.

La Voz Omitida 1º...

Egoísmo


¿De que sirve hacer lo que se espera de ti? La razon de la existencia va mas alla de las grandes expectativas, no es necesario dejar satisfecho a todo ser viviente para sentirte realizado como persona. Egoismo lo llaman. Analizandolo, llego a la conclusión que el egoismo es algo inherente a la naturaleza humana, por el simple hecho de que es algo necesario para nosotros. ¿Qué seria de la humanidad si pensaramos mas en los demas que en nosotros mismos? No tendríamos razón de existir, dado que la principal razón de la existencia, ya mencionada por Aristóteles en el IV a. de c. (Actividades Contemplativas), es alcanzar la felicidad, y como dijo Nietzsche muchos siglos mas adelante, el ser humano es el dueño de su vida, y el responsable de lo que se quiera alcanzar; inferimos entonces que el hecho de actuar de manera acorde al resto de personas no es sino una manera de satisfacer nuestra sensación de solidaridad, nuestra necesidad de ir en el cauce del río.

El ser humano esta concebido para sobrevivir en multitud, pero nada mas que eso, es decir, la persona puede apoyarse en otros de su condición, pero nunca relegarse en sus tareas de aprendizaje de la realidad y conocimiento. La vida es una sensación contrarreloj, se ansia realizar todo lo que se supone que deberíamos hacer. Pero no es sino una manera de sentirnos realizados de manera artificial, fruto de una realidad mal pensada. Por dentro conocemos nuestra manera de alcanzar ese bienestar, pero nos hace daño admitirla, nos hace sentir egoístas. Egoístas. Otra vez hemos llegado al mismo punto, del que habíamos partido. ¿Qué es ser egoísta? ¿Es ser egoísta luchar por la felicidad?. Maquiavelo dijo que “El fin justifica los medios”, no comparto esa afirmación, pero si la entiendo, y nada mejor para hacerlo que darse cuenta de lo que uno mismo siente. ¿Hasta donde podríamos llegar por amor?. Una persona necesita abrirse a alguien para encontrar lo que busca, necesitamos poner las piezas del puzzle sobre la mesa para encontrar la que falta. El miedo que tenemos es saber en que mesa esparcirlas, en que persona apoyarnos. Nadie nos merece confianza para hacerlo, y eso no significa que seamos egoístas, significa que somos reservados, y al igual que somos entes de multitud, también somos seres individuales. Entes que se componen de deseo y de necesidad de actualización, ergo de interacción comedida.

El egoísmo es una palabra que designa a las personas que luchan por ser felices. Y eso nos convierte en seres alienados esclavos de la verba, en vez de pensar con el corazón.

Relatarium. Cap.01

Decepción


Descorrí la cortina y me encontré ante la inmensidad, observé el vacío, y no vi más que el lúgubre paraje que día tras día me observaba impertérrito. Quise gritar, pero hasta la voz me había abandonado.

Fue entonces cuando la vi, estaba tendida entre algodones, y no pude más que sonreír mientras dos lágrimas bajaban quemando mi rostro. El cielo de repente se me antojo oscuro, lleno de cavidades insondables, pero nada era lo que yo quería que fuera.

Mientras tanto, me seguía observando, y ya no sabía si la imaginaba o era real. ¿Qué es real? Fue lo que me pregunté… Nunca iba a poder saber si era real o no lo era, nunca había sido capaz de diferenciar esos conceptos.

Una corriente abrió de repente el ventanal, y el aire golpeó mi rostro con la violencia de una tormenta, frío como el hielo, cortante como el más afilado de los cuchillos. Creí que mis lágrimas se habían congelado a medio camino, pero me sorprendieron cuando sentí el salado sabor en mi boca.

Mientras tanto, mientras los elementos incidían contra mi, ella seguía ahí, al borde del abismo, observándome, estudiando cada uno de los movimientos que yo era capaz de realizar.

Yo la miraba, y nada más fui capaz de sentir que desasosiego por no poderla tocar, pues sabía que al acercarme se desvanecería ante mis ojos, con la consistencia de un suspiro.

No pude más, y me acerqué con paso inseguro hacia ella, yo volaba a través de la noche, y el agua y viento ya no eran perceptibles. Entonces llegué junto a ella, y nada cambió, ella seguía mirándome, pero en la cercanía pude ver que sus ojos estaban derramando unas lágrimas amargas, traslúcidas… Quise enjugárselas, pero no pude.

Comprendí entonces que jamás iba a poder tenerla, y me di la vuelta resignado.

Me comencé a desvanecer, y contemplé como mi cuerpo se iba convirtiendo poco a poco en semillas del tiempo. Ella mientras tanto seguía llorando, contemplando como me convertía en polvo.

Acabé finalmente volando con el viento, convertido en su siervo una vez más.

Nunca más volví a verla, ya no era posible, ella estaba llorando, yo ya no podía hacerlo…


Desperté del sueño, y el sueño me venció de nuevo…